jueves, 22 de mayo de 2008

En punto.

No sé si estaré en lo cierto, ya que no me ha tocado vivirlo -por suerte o por desgracia-, pero en ocasiones, desearía pertenecer a esos tiempos, dónde uno no necesitaba del móvil, del ordenador, de la televisión, en definitiva, del consumismo para vivir. Poder disfrutar del aire fresco, sin más preocupaciones que la de dar de comer al ganao, sembrar la finquina y la huerta de atrás. Sabiendo que con la matanza del gocho, el invierno lo tenías asegurao, y que beber un cuarto de vino, no era alcoholismo, si no necesidad pa' seguir el tajo. Lo que necesitabas te lo hacías, y si no, lo conseguías, bajando una vez a la semana al mercado de la cabecera de la comarca. Sin facturas, sin coches, sin gente tontaina con la prisa apretándoles el pescuezo. 


Son cosas del pasao, que a veces llegamos a pensar, por el pésimo presente y la mierda de futuro que se avecina. 

Y es que, eso de pertenecer a un país "tan del primer mundo" me estresa. Y eso que no soy un ejecutivo de los de gomina y reloj gordo. Pero el problema es que es un círculo vicioso, y sólo ver las prisas de los demás, pone nervioso al personal, y así esta el país, que mejor no tocarlo, no vaya a ser que reviente alguno.

Con lo bien que podíamos copiar a los países latinoamericanos (después de enseñarles nosotros en su época la sangrienta doctrina, ahora son ellos los que nos deberían indicar como actuar) su tranquilidad, su paciencia, su "no tengas prisa, amigo". Tiempo al tiempo, que no es el fin del mundo, el que no llegues a la reunión, que llegues cinco minutos tarde (si siempre te tocará esperar). Es como el conducir, no por mucho correr se llega mucho antes, como mucho media hora; en el coche a toda velocidad te la juegas. En la vida también.


miércoles, 21 de mayo de 2008

¡León despierta!

¿Cuál es el problema de León? ¿porqué otros lugares, tienen más importancia a nivel nacional que nuestra provincia? ¿porqué no se habla de nuestra tierra? ¿qué hacemos mal? ¿que han hecho mal?. Son preguntas que me formulo muy a menudo, y supongo que más leoneses/as como yo también lo hacen. La respuesta no creo que sea fácil de encontrar, pero voy a dar mi opinión sobre el tema.

De todos es sabido, la importancia de unas comunidades por encima de otras en España, como el País Vasco, Cataluña, Galicia, dónde se les reconoce una lengua propia y se identifican con sus tradiciones y cultura. Luego, hay otras autonomías, que también destacan, como Valencia, Andalucía, Aragón, Canarias, Baleares y Asturias. Sin embargo, ¿qué pasa con las demás?, ¿qué pasa con León?. Una de las respuestas, puede ser la inclusión de León en la autonomía de Castilla y León en 1.983 y todo lo que ello conlleva; pero creo que hay otra, una respuesta que nos concierne a los habitantes, a la sociedad y que no incumbe a los políticos.

Me gusta poner el ejemplo de Asturias, quizás por cercanía, pero creo que también se puede extender a Galicia, País Vasco, Cataluña, Andalucía... en estas comunidades, sus gentes se sienten orgullosas de haber nacido o vivir allí, se identifican con sus tradiciones, cultura, pueblos y paisajes. No tienen miedo de decir de dónde son, en más, pregonan a los cuatro vientos que son de esa tierra. ¿Porqué no pasa esto con León? ¿de que tenemos miedo?. Es muy cómodo, quejarse de la pésima posición de la provincia a nivel estatal y autonómico, pero las quejas desde el sillón, ahí quedan sentadas. Nos falta unidad, eso es lo que creo. Mientras un asturiano te dará la tabarra con "su" Fernando Alonso un Domingo, un gallego te invitará a una buena mariscada en su Costa da Morte, y un andaluz te hablará de su "duende y embrujo" y su cálida meteorología.; ¿de qué fardamos los leoneses/as?, ¿sabemos vender nuestros encantos?, ¿nos preocupa nuestra historia y cultura?. Creo que no. No lo hacemos, y nos avergonzamos en muchos casos de ello.

Debemos tirar todos juntos del carro, de nuestro carro, por que si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará. Y el tiempo sigue su curso, y mientras no nos espabilemos, quedaremos los últimos del pelotón.

El León no está muerto, está dormido, y la sociedad leonesa es la que debe despertarlo, pa' que siga rugiendo, como siempre hizo.

martes, 20 de mayo de 2008

En fila india.

La sociedad es como un rebaño de ovejas, conducido por alguien poderoso que hace las veces de pastor. Sólo hace falta salir a la calle, mirar a la gente, y conocer un poco sus gustos, pa' ver que no me falta razón.

Muchos/as, son como la antigüa muñeca Mariquita Pérez y sus vestidos recortables (o modas recortables).  Son los que obedecen a los gustos generalizaos, dónde te dicen la música que tienes que oír, las películas que ver, la ropa que vestir, la forma de hablar,... eso sí, nada de leer. Todo está entrelazao. La música, preferiblemente la anunciada en la televisión, en programas bazofia, con actuaciones en play back, que te repetirán hasta que te salga por las orejas. Habla como la serie de moda, aunque sea una mierda, pero imítala. Viste como el/la cantante más guapo/a del momento, así te convertirás en el/ella y te identificarás mejor con sus letras. Ve las películas recién salidas de Hollywood, "la industria del cine", aunque sea con un guión de copia y pega, y recuerda que entre más efectos especiales, mejor es el guión. Si eres afortunado/a y tienes un sueldo mileurista, compra (con permiso del Ilustrísimo Señor Banco) un piso, ¡todos lo hacen! es una inversión, no un gasto, y como no, un potente coche, aunque no lo necesites, faradarás de lo lindo, yendo con él a tomarte los vinos o a comprar el pan. ¡Ah! y no te pierdas un partido de fútbol, o no tendrás tema de conversación cuando llegues el Lunes al trabajo o a tu clase.

Nos intentan controlar como en una cadena de montaje. Todos por la misma cinta transportadora, de aspecto físico y psíquico idéntico, ¡y que no salga uno distinto o será el patito feo!.
Todo te lo dan hecho ¿pa qué quieres pensar?, ¡así estarás a la moda!, como tu líder, tu ídolo... Eso es lo que quieren los empresarios, gobiernos, que no pienses, que sigas el camino, que no descubras nada nuevo, puede ser diabólico... como una secta, una religión. Nunca te salgas de la fila, o conocerás otros mundos, otra cultura, otra forma de vida, porque entonces te mirarán mal donde vayas. Ya sabes lo que dice el refrán "más vale malo conocido, que bueno por conocer". No te la juegues.

lunes, 19 de mayo de 2008

Tarde de Domingo.

Sonará a tópico, pero creo que no exagero si describo como aburrido, el transcurrir de las horas dominicales. Pero siempre hay que combatirlas de alguna manera, no tiene porque ser divertida, pero todo vale con tal de que se extinga el tiempo lo antes posible.

Un servidor, decidió ayer, luchar contra el temido aburrimiento, con un largo paseo, sin destino ni hora de llegada. Sólo faltaba tener límites en el fin de semana. Así que, cogí las llaves y el teléfono móvil - a modo de transistor - y lo demás lo hicieron mis pies y el sentido de la orientación. Primero, de espaldas al sol, viendo paso a paso, mi silueta dibujada en el suelo (¿quién quiere espejo, pudiendo verse asimismo con tal precisión?). En mi viaje, me cruzaba con hombres y mujeres, solos o acompañaos, que se encontraban en la misma situación que la mía, y que en un arrebato fraguao en sus sillones, prefirieron el aire fresco, a las chorradas de la caja tonta. Se adivinaba en sus caras, en sus ojos, en sus formas de caminar. Las miradas se cruzaban, y hablaban por si solas - ¡ya queda poco amigo!, en breve estarás cenando, y en la cama pa' comenzar una nueva semana -, en otra, expresé con los ojos a una desconocida - ¿y si hablamos? - pero la timidez, la locura, o una posible negación no nos dejó comunicarnos.
En mi trayecto, lo observaba todo, los viejos edificios (¿por qué nunca miramos hacia arriba? no sé si será a modo personal, pero me llevo gratas sorpresas cuando levanto la mirada ante los edificios que están en las calles que suelo conocer), el suelo, los árboles, los pájaros, la gente, el río... A mitad del paseo, decidí darme un respiro mientras sintonizaba en el dial un especial sobre Elvis Presley. Apoyao en la barandilla, ante el río, pude observar el agua, y sus extraños compañeros de viaje, que se aprovechaban de ella, a modo de medio de transporte gratuito, a veces verdadera mierda, otras, habitantes del líquido elemento. La tranquilidad y paciencia se introducían en mí, como verdaderos okupas, algo que agradecí.
Después de este punto de inflexión, caminé hacia el norte, cruzando el río, como un turista desorientao, en busca de la calle más comercial y transitada, y es que uno, también necesita algo de barullo pa' ser persona. Me gusta. En parte, odio los fines de semana por eso, por la excesiva tranquilidad, la ciudad se convierte en lo que no es, en un pueblo fantasma, con calles desérticas, en las que el único sonido que se aprecia, es el de alguna sirena, o las voces de un grupo de jóvenes.

Y cuando llegué al ruidoso centro, ya deseaba volver a un sitio tranquilo; y es que, el ser humano, como ¿racional? que es, nunca estamos a gusto con lo que tenemos, así que aceleré el ritmo pa' llegar lo antes posible a casa. El resto, como comenté anteriormente, cena y pa' la cama.

Mañana desearé que llegue el Domingo otra vez.